domingo, 3 de mayo de 2009

Esperanto: la esperanza en la unión por medio de una lengua

Esperanto: la esperanza en la unión por medio de una lengua_
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Miércoles, 29 de Abril de 2009 13:10 Fidel Cañas

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¿Se ha imaginado que su libro favorito se lea de forma simultánea en todos
los países del mundo gracias a una lengua común? ¿O que los avances
científicos lleguen a todos los lugares al mismo tiempo? Ese parece ser el reto
del esperanto, la lengua internacional más extendida. La biblia afirma que
Jahvé, en el pasado, confundió la lengua de los obreros que construían la
Torre de Babel como castigo por su ambición de asemejarse a su deidad. El
esperanto parece ser una respuesta actual del hombre a aquella Babel, una
respuesta pacífica y unificadora.

Eduardo Navas mientras conversa con su amigo sueco, Robin Rönnlund.
Fotógrafo Fidel Cañas
Aquella tarde de 2007 el calor contribuía a acrecentar el ritmo de la
conversación de un grupo de jóvenes universitarios. Williams Roque estaba con
sus amigos de siempre. Mientras el híbrido de temas de informática, mujeres
bonitas y vivencias se hacía más laxo, uno de ellos hizo un comentario sin
mayor reparo: “hey, ¿saben qué es el esperanto?”. Un silencio breve reinó y
una lista de ideas llovió al poco tiempo: “dicen que es un idioma de nerdos
”, “dicen que es bien difícil y que cuesta aprenderlo”.
Si algo obsesiona a los amigos de Williams es que nunca se queda con la
duda de algo. Él estudia primer año de Licenciatura en Mercadeo en la
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), y a sus 22 años no hay
obstáculo cibernético que se le resista. “El secreto está en saber buscar”, dice.
Esa noche buscó. Encendió su computadora y digitó “esperanto”. Y leyó.
Semanas después vio un rótulo en la universidad que decía en frases aisladas:
“Democracia Lingüística, Acceso sin límites a la diversidad cultural,
Curso gratis de esperanto”. El afiche, de letras azules y verdes, sobresalió
ante sus ojos, conectó con su curiosidad y le llevó hasta Eduardo Navas,
desde entonces su professor del idioma. Williams fue una de las 10 personas que
se inscribieron en el primer curso de esperanto en El Salvador.
Eduardo Navas, de frescos 23 años, ya ha saboreado el éxito académico y
laboral, pues actualmente es catedrático del Departamento de Informática y
Electrónica de la UCA. Confiesa haber sido el niño promesa de su familia. De
piel blanca, cejas pobladas, estatura media y complexión delgada, admite que
su relación con el esperanto comenzó mientras recorría las hojas de una
revista que apoya el altermundismo: una línea de pensamiento que apoya causas
medioambientalistas, de hermandad mundial y otras causas sociales. No hay
lengua sin trasfondo.
La batalla de los idiomas y la hegemonía del inglés

En la edición de 2005 de la Agenda Latinoamericana Mundial, los autores
Paula y Antonio González Fernández expusieron lo que ellos llamaron el “
Problema lingüístico mundial”. El artículo asegura que no es justo que el inglés
se imponga sobre otras lenguas, y así los angloparlantes tomen una
considerable ventaja cultural y económica sobre los demás países. Eduardo destaca
esta problemática: “imaginemos que un científico salvadoreño quiere
difundir sus textos a otros países. Debe hacerlo primero en inglés. Solo pensemos
en cuánto dinero, tiempo y recursos tuvo que gastar para aprender el
idioma, para dominarlo y escribir. Esa desventaja no la tiene quien de forma
nativa adquirió la lengua inglesa”. Sección: por extrañas razones
Unión sin miedo por el internet: los esperantistas no tienen miedo a dar
su dirección ni ofrecer su casa para hospedar esperantistas en el mundo. En
un medio tan impersonal como el internet, es muy fácil encontrar gente que
desee conversar, intercambiar correos y dar datos personales por internet.
No se ha fragmentado: para sorpresa de algunos lingüistas, el esperanto no
se ha fragmentado ni convertido en nuevos dialectos-idiomas. Es,
probablemente, el único idioma que no ha sufrido la alteración natural de una
lengua.
El diccionario en esperanto: es, incluso, más grande que el diccionario de
la Real Academia de la Lengua Española.
Comunicación por correo convencional: es, quizás, el único grupo social
que mantiene contacto por correo convencional. Acostumbran a dar sus datos en
un sitio web, para luego pedir correspondencia de todas partes del mundo.
No sólo el inglés está por todo el mundo, sino que casi todo está en
inglés. “Es por eso que, quizás, una gringa que una vez habló con mi hermano no
entendía cómo toda América Latina es parte de América y cómo México es parte
de Norteamérica”, ironiza Eduardo en relación a que esta hegemonía
idiomática have que imperen fuera de sus fronteras los parámetros y visiones de
mundo que posee Estados Unidos, el principal país de habla inglesa. Fue así
como los articulistas concluyeron que es necesaria una lengua que no le
pertenezca a priori a ningún pueblo, para que nadie tenga ventaja sobre los
demás. El texto habla, en concreto, de la lengua internacional esperanto.
El génesis del esperanto
En un salón de la UCA, los pasos de Eduardo se dirigen al atril. Los
asistentes no se imaginan que su professor tuvo que hacer grandes esfuerzos para
gestionar un aula del recinto académico ni que es la primera vez que da un
curso de idiomas. El calor de la tarde de sábado abraza a los presentes.
Eduardo cruza sus manos, mira fijamente a los 10 asistentes, y comienza a
hablar… “Esperanto significa quien tiene esperanza”.
Eduardo aprendió en esperanto por su cuenta, por medio de cursos en línea,
en menos de dos años. Su primera clase es la discusión del problema
lingüístico mundial y la historia del esperanto.
“Se trata del idioma artificial, es decir, creado intencionalmente, más
difundido del mundo”, apunta. “En la actualidad se cataloga como lengua
auxiliar internacional, dado que pretende ser la segunda lengua oficial de cada
país. Nació con el objetivo de acabar con las diferencias y las guerras”.
Bajo esta intención es que el esperanto fue creado a fines del siglo XIX
por el médico oftalmólogo Ludwik Zamenhoff, que la bautizó como Lengua
Internacional. El nombre por el que hoy la conocemos le fue dado por sus
seguidores, porque los textos que publicaba Zamenhoff eran firmados por el
seudónimo Doctor Esperanto. “Era un idealista, un humanista. Soñaba con un mundo
unido, que todos fuéramos iguales”, sostiene Eduardo.
Zamenhof nació en Bialystok, entonces un pueblo perteneciente al Imperio
Ruso, en la actual Polonia. De ascendencia judía, hablaba el yiddish, el ruso
y el polaco, además del alemán y el francés, gracias a su padre, que fue
professor de idiomas. Sabía además leer latín y griego, dada su formación en
medicina. Luego aprendería un poco de inglés, y conocería superficialmente
el español, el italiano y otras lenguas.
Políglota y angustiado por los permanentes conflictos religiosos, étnicos,
civiles, guerras entre pueblos y naciones en aquellos años de entresiglos,
Zamenhoff creyó que en la construcción de un idioma único que fuera hablado
por toda la humanidad se acabarían los problemas sociales. Esta motivación
le llevó a elaborar un idioma universal, menos complejo que los existentes
y más fácil de aprender. Lo logró eliminando irregularidades. Las reglas
que construyen el esperanto, influido por las lenguas romance, las germanas
y las eslavas, no tienen excepciones, ni excepciones a las excepciones.
Ni comunistas, ni nerdos, ni freaks…
“Algo he oído de que dicen que es un idioma de nerdos”, afirma Williams.
El joven, de contextura delgada y ojos expresivos, lamenta que es fácil
tildar de forma negativa algo que se desconoce. “Lo primero que viene a decir
la gente es ‘¿para qué me va a servir esto?’, o ‘esto no me va a hacer que
me paguen más en el trabajo’”. Afirma que muchos lo ven como una pérdida
de tiempo.
El preconcepto es quizás la solución de los pragmáticos, en palabras de
Eduardo. La idea de Zamenhoff era crear un idioma sin tintes políticos ni
religiosos. “Ese es quizás uno de los más grandes problemas de la difusión del
idioma. Dado que se les dice que es un idioma de unión de los pueblos, y
cuando digo esto, hay gente que me ha mandado al demonio”, sostiene entre
risas. “Lo ven como inviable, ridículo, sin sentido”.

El diseño de la bandera con la estrella verde se atribuye a Zamenhoff. Sin
embargo, ahora se convencionalizó el “melón verde”, por representar la
unión de los mundos oriental y occidental. Fotógrafo Fidel Cañas
La sospecha política también ha acompañado, desde sus inicios, al
esperanto. Hitler le dedica un párrafo en su libro: “Mi lucha”, donde afirma que
es un idioma de posible dominación judía. “Dado que Zamenhoff era judío,
todo lo que él creaba se tildaba como semita. Judios malos, esperanto malo.
Era la filosofía nazi”, comenta Eduardo.
También Stalin mandó ejecutar a hablantes de esperanto porque se trataba,
según él, de una lengua de espías. El hecho de que aprender una lengua
exigiera un cierto nivel académico fue una trampa en medio de la persecución a
la que Stalin sometió a los intelectuales que se opusieran a sus políticas.
Y en Estados Unidos los conocedores del esperanto fueron acusados de “
simpatizantes con el comunismo” por el senador Mc Carthy, dada la intención del
idioma y la bandera de unidad que lo cobija. “Esta asociación es fácil
porque la idea del esperanto puede ser más fácilmente aceptada por personas con
tendencia altermundista (izquierdistas, ecologistas) y no por aquellos que
promuevan una visión más capitalista-derechista”, valora el joven
catedrático.
El idioma no es, en todo caso, exclusivo de una élite intellectual.
Zamenhoff se reunía con su círculo de amigos, todos eruditos de su época, y muy
probablemente el tinte intellectual que recubre las primeras percepciones se
desprenda de ahí. Sin embargo, los actuales hablantes aseguran que el
idioma es de muy fácil aprendizaje en comparación con otros idiomas.
Williams y Eduardo tienen algo en común: el inglés que manejan es gracias a
su contacto con las computadoras. Sin embargo, Eduardo afirma que el
aprendizaje de un idioma regular como el esperanto agiliza el dominar más
idiomas en el futuro: “Cuando sos monolingüe una sola palabra está adherida a un
significado. Cuando aprendés otro idioma, esta unión se disuelve, porque
ya sabés que la imagen mental de ‘perro’ puede ser escrita como dog, perro,
etc”.
Una lengua saludable
“En una clase me dijeron que el esperanto es una lengua muerta”, cuenta
Marcela Bernal, una atractiva joven de cabellos castaños y ojos claros, de 21
años, estudiante de Comunicaciones de la Universidad Dr. José Matías
Delgado. Eduardo coincide, entre risas: “Mis compañeros sabían que hablaba
esperanto. Una vez, un professor dio un ejemplo y de la nada dijo: eso es
inservible, como el esperanto”.

La lingüista Margarita Marroquín Parducci, mientras explicaba las
implicaciones del poder de la lengua en la actualidad. Fotógrafo Fidel Cañas
La lingüista Margarita Marroquín remarca sin embargo que una lengua muerta
no es más que una lengua en desuso, un código verbalizado que esté en
decadencia. “El esperanto no se puede considerar así porque hay comunidad de
hablantes que la maneja en la actualidad”, sostiene.
La lingüista no deja sin embargo de mostrar cierto escepticismo a la hora
de pronosticar una vida larga al idioma de la unión mundial. “Quizá los
hablantes no vivan en el mismo pasaje o no hablen esperanto en sus casas.
Incluso, si lo hablan en sus casas deben salir a la calle a hablar el idioma de
su país”, ilustra.
No obstante, los esperantistas buscan estrecharse aun en medio de las
distancias físicas. En Róterdam, en los Países Bajos, Eduardo fue a un congreso
de hablantes y afirma que fue como encontrarse con gente de países vecinos
y con un mismo idioma. Conoció a un japonés especialista en instrumentos
musicales ancestrales, a un serbio y la historia de la independencia de su
país... “Si coincidiera con un italiano, un francés, y tuviera que hablarles
en sus idiomas, sería improbable conocer tanto de su cultura”, sostiene. “
Imagina qué chivo fuera si todos los países adoptaran el esperanto como
segunda lengua. Los avances científicos que se darían a conocer casi en tiempo
real. Las personas solo tendrían que traducir al esperanto, luego de
escribir en su idioma nativo”, apunta.
“No habría comunidades marginadas a la tecnología”, completa Williams. “
Los países latinos tendrían esperar la traducción de textos apenas un año”,
dice Eduardo, “dado que hablamos el tercer idioma más hablado del mundo.
Otras personas que hablan turco, lenguas minoritarias en China, Zulu, serbio,
etc, no puede esperar que traduzcan textos de tecnología a sus lenguas,
porque no es rentable. No obedece a la lógica de mercado”.
Margarita Marroquín acepta que existen luchas de estructuras de poder a la
hora de hablar un idioma: “otro me puede corregir si hablo un mal inglés y
puede hasta molestarse”, comenta, aunque agrega que puede suceder lo mismo
con el esperanto.
Eduardo lo niega. “Aquí nadie puede decir que hablo mal su idioma. Así hay
más tolerancia, acepto más fácil un idioma que no impone una visión de
mundo”, expresa.
Marroquín insiste: “una lengua tiene poder y da identidad. Al imponer una
lengua se impone, por sí misma, una visión de mundo, una cosmovisión, una
cultura, dado que crea sentido de comunidad para quienes la hablan”. “No se
puede decir que el esperanto no tenga cultura y que esta no busque
imponerse”, agrega.
Un lazo sin fronteras
Robin Rönndlun tiene el tipo físico que muchas salvadoreñas considerarían
como el estereotipo de guapo. A su corta edad, es un joven talento en la
fotografía y en la música, domina el sueco, obligado, por parte del Estado,
el inglés, esperanto, danés, un poco de español, francés, alemán y árabe.
Con una voz grave, afirma que se interesó por el esperanto por una película
que vio: Música Popular de Víttula. Hay una escena en la película donde un
sueco y un africano hablaban esperanto. Se comunicaban sin hablar la lengua
del otro. Eso le llamó la atención.
Robin ha visitado Suecia, Holanda, Alemania e Inglaterra gracias al
esperanto. Así, pudo sentirse como parte de una familia y no solo un visitante a
un país extranjero. Incluso, recibió por parte de Eduardo una camisa que
dice: “El Salvador es chivo”, comenta entre risas el esperantista nacional,
quien afirma que tiene la evidencia en imágenes fotográficas de Robin con
la camiseta.
Eduardo reflexiona y un brillo acentúa su mirada. “El esperanto lo
definiría como una lengua abierta, que no está restringida a nada”. Para Robin, el
esperanto es un recurso de comunicación. “Es fácil de alcanzar, permite
acercarse a las personas, de tal manera que ese acercamiento no lo podría
tener con otra lengua”, expresó el joven sueco.
Así, luego de una cálida conversación, la sesión de Skype termina y las
teclas son el homólogo de un apretón de manos y un abrazo entre Robin y
Eduardo, sumado a las sonrisas que se ven por la cámara web. “Mi idioma es el
esperanto”, sentencia Eduardo. “Es mío y es de él”.

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